La juventud que sobrevivimos en el mundo rural desempeñamos un papel fundamental en la vida de los pequeños entornos en los que vivimos y formamos nuestra identidad, a pesar de que a menudo nos enfrentemos a desafíos únicos, como la falta de acceso a oportunidades educativas o de empleo, las personas jóvenes somos portadoras de una rica herencia cultural y desempeñamos un papel esencial en la sostenibilidad de las áreas rurales. La conexión que las personas jóvenes tenemos con la tierra y la naturaleza nos brinda una profunda apreciación por la agricultura y la producción de alimentos, y su participación en actividades comunitarias contribuyo esencial y especialmente al tejido social del entorno rural en el que haya nuestro hogar.
Sin embargo, la juventud rural también se enfrenta a obstáculos significativos, como la migración hacia áreas urbanas en busca de mejores oportunidades, lo que puede resultar en la pérdida de mano de obra esencial para la agricultura y comunidades en envejecimiento, así como la fuga de cerebros a otras comunidades autónomas para desarrollar la tarea profesional. Además, la falta de acceso a servicios básicos, como atención médica y educación de calidad, a menudo limita sus perspectivas de desarrollo y crecimiento personal. Por tanto, es fundamental que se promueva el apoyo a la juventud rural a través de políticas gubernamentales y programas de desarrollo rural que aborden sus necesidades y fomenten su participación activa en la vida rural.